El cambio climático (CC) tiene repercusiones negativas en la salud humana. Las embarazadas pertenecen a los grupos vulnerables que sufren mayor impacto asociado al CC, evidenciándose mayor número de complicaciones en su salud sexual y reproductiva, incluyendo aumento de las tasas de aborto, parto pretérmino, bajo peso al nacer, muerte fetal, trastornos hipertensivos del embarazo, defectos congénitos y alteraciones del neurodesarrollo.
El CC profundiza las desigualdades preexistentes entre género, sexualidad, edad, nivel socioeconómico, etnia y raza. Puede ser estresor que tiende a ser duradero a lo largo de la vida con alcance intergeneracional para las gestantes y los fetos por nacer. Incrementa las enfermedades trasmitidas por vectores, las cuales pueden tener efecto importante en las gestantes y en su descendencia. Las embarazadas pertenecientes a las poblaciones indígenas se encuentran en el grupo de mayor vulnerabilidad. Se necesitan herramientas y estrategias para disminuir los efectos nocivos del CC en las gestantes.
Palabras clave: Cambio climático; gestantes; salud reproductiva; vectores; vulnerables.
Climate change (CC) has negative repercussions on human health. Pregnant women belong to the vulnerable groups that suffer the greatest impact associated with CC, evidencing a greater number of complications in their sexual and reproductive health, including increased rates of abortion, preterm delivery, low birth weight, stillbirth, hypertensive disorders of pregnancy, birth defects and neurodevelopmental disorders. CC deepens pre-existing inequalities between gender, sexuality, age, socioeconomic status, ethnicity, and race. It can be a stressor that tends to last throughout life with an intergenerational scope for pregnant women and unborn fetuses. It increases vector-borne diseases, which can have a significant effect on pregnant women and their offspring. Pregnant women belonging to indigenous populations are in the most vulnerable group. Tools and strategies are needed to reduce the harmful effects ofCC in pregnant women.
Key words: Climate change; pregnant women; reproductive health; vectors; vulnerables.
Autor correspondiente: Ana Carvajal
El clima es el conjunto de condiciones meteorológicas usuales o promedio de una determinada zona (1). El cambio climático (CC) es todo cambio en esas condiciones meteorológicas promedio, como el aumento de la temperatura, que se extiende por un largo período de tiempo. El CC influye en los alimentos que consumimos, el aire que respiramos, el agua y las condiciones habitacionales/laborales, amén de eventos extremos del clima como inundaciones, tormentas, huracanes, nevadas intensas, sequías e incendios forestales.
Todo lo cual tiene repercusión en la salud humana, incluyendo repercusiones a corto, mediano y largo plazo sobre la madrefeto- neonato (1,2,3).
Como consecuencia del consumo indiscriminado de combustibles fósiles, el CC ha provocado aumento récord de inundaciones, incendios forestales, sequías, enfermedades transmitidas por vectores y un aumento de la temperatura global. Según el informe del “Grupo de Trabajo I del IPCC, Cambio Climático 2021: Bases físicas”, se ofrecen nuevas estimaciones sobre las probabilidades de sobrepasar el nivel de calentamiento global de 1,5ºC en las próximas décadas. El informe concluye que, si no se reducen de manera inmediata y a gran escala las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el calentamiento en un 1,5ºC o incluso a 2ºC será un objetivo inalcanzable (4).
Existe evidencia de la presencia de mayor número de complicaciones en salud sexual y reproductiva asociadas al CC, así como incremento de las enfermedades transmitidas por vectores, cardiovasculares, enfermedades crónicas, entre otras, las cuales pueden comprometer en grado variable la salud materna y neonatal (5, 6).
El impacto del CC sobre las mujeres y las personas embarazadas, se extiende más allá del efecto directo; este se interrelaciona con los procesos culturales, creencias y otros determinantes de salud donde las personas se desenvuelven o viven. En términos de cuestiones sociales y culturales, las mujeres suelen tener menor acceso a la propiedad de la tierra, la educación y al trabajo remunerado, enfrentándose a un acceso desigual a los recursos económicos y técnicos posterior a los desastres naturales y a los fenómenos meteorológicos extremos haciéndolas más vulnerables al CC (7,8).
Las experiencias publicadas sobre las embarazadas en situaciones de emergencia y/o desastres son limitadas y muy poco estudiadas.
En el desastre de Katrina ocurrido en la ciudad de Nueva Orleans, Xu Xiong y col., estudiaron los efectos de este evento sobre la salud de las embarazadas, en tal sentido encontraron que la frecuencia de bajo peso al nacer fue mayor en mujeres con exposición al huracán (14,0%) en comparación con las no expuestas (4,7%), con una odds ratio ajustada (OR): 3.3; 95% intervalo de confianza (IC): 1.13 - 9.89, y una p <0,01. La frecuencia de parto prematuro fue mayor en gestantes expuestas al huracán (14,0%) en comparación con las mujeres sin exposición (6,3%), con OR: 2.3, IC 95%: 0,82 a 6,38, p > 0,05 (9,10).
Las inundaciones asociadas con el huracán Andrew en Florida en 1992, se asoció con un 20% más de riesgo de estrés fetal, definida como la presencia de una deficiencia en el oxígeno que llega a los tejidos fetales, y con una tasa de cesárea 20% mayor(11).
Asimismo, las tasas de bajo peso al nacer y parto prematuro aumentaron 11% y 9% después de la inundación del Río Rojo en Dakota del Norte el año 1997(12).
En la inundación de Calgary de 2013, se compararon los resultados adversos del embarazo en áreas inundadas y no inundadas en períodos de tiempo afectados y no afectados, no se encontró asociación con: parto prematuro, pequeño para la edad gestacional, preeclampsia; pero sí un leve incremento en la incidencia de hipertensión gestacional(13).
Las complicaciones sobre la salud perinatal asociadas al CC profundizan las desigualdades subyacentes preexistentes entre género, sexualidad, nivel socio económico, edad, etnia y raza(14).
Por otro lado, los combustibles fósiles utilizados en la producción petroquímica de productos químicos comercializados en plástico y productos de consumo usados frecuentemente por las gestantes, pueden aumentar el riesgo de efectos adversos para la salud, como obesidad, diabetes, problemas de fertilidad, cáncer y trastornos del desarrollo neurológico (2).
El efecto nocivo del CC tiende a ser duradero en la vida con alcance intergeneracional para las mujeres, las gestantes, los fetos por nacer y la descendencia que estuvo expuesta intraútero a los factores estresantes climáticos (2-4). Las personas nacerán en desventaja por las agresiones relacionadas con el clima en el vientre materno, con predisposiciones a ciertas enfermedades (obesidad, alergias, trastornos metabólicos, defectos congénitos, deficiencias psicológicas y del neurodesarrollo) y mal adaptadas a futuros impactos del CC durante sus propias vidas (5 ,6).
Las embarazadas son especialmente sensibles debido a las morbilidades asociadas al embarazo y las necesidades de salud específicas. La inseguridad alimentaria y la desnutrición en la gestación se asocian con deficiencias maternas de micronutrientes, depresión y ansiedad, diabetes gestacional e hipertensión gestacional y mortalidad.
Para muchas mujeres en áreas de bajos recursos, lograr una nutrición adecuada durante el embarazo es difícil debido a la disponibilidad y el acceso insuficientes a los alimentos, especialmente durante temporadas secas o en inundaciones cuando los alimentos son más escasos (7,8).
La inseguridad alimentaria provocada o agravada por el CC incide en la salud materna, observándose disminución de la energía materna, disminución del peso del recién nacido y aumento de la carga de enfermedades (15).
La inseguridad alimentaria tiene un mayor impacto en la salud materna especialmente en algunas poblaciones más vulnerables como las comunidades indígenas(15). Por ello, en los últimos años se le está dando primordial importancia al papel de estas poblaciones y la puesta en práctica de sus costumbres ancestrales en la conservación del ambiente y por ende en la disminución de los efectos del CC (16).
Las embarazadas son más propensas al estrés por calor que las mujeres no embarazadas debido a su capacidad de termorregulación y homeostasis comprometida. Un metaanálisis de 70 estudios en 27 países examinó el impacto de temperaturas elevadas en el parto prematuro, bajo peso al nacer y muerte fetal. Las estimaciones sugieren un 16% más de riesgo de parto prematuro durante los días de ola de calor en comparación con los días sin ola de calor. Además, cada aumento de 0,56 grado centígrado adicional, se asoció con un aumento del 5% en el riesgo. Las posibles ventanas de exposición susceptibles para el parto prematuro incluyen las etapas preconcepcionales (un mes antes) y durante todos los trimestres de la concepción lo que sugiere que tanto la exposición aguda como la crónica son relevantes (17).
El CC se considera un estresor mayor en la salud de las personas embarazadas. Diferentes estudios al respecto concluyen o sugieren que los factores estresantes del CC afectan tanto a los padres como a las madres, que estos efectos se acumulan hasta un “punto de inflexión” que puede alejar a la persona de la salud y llevarla a resultados adversos del embarazo y/o en la descendencia. El CC podría conducir a una falta de coincidencia entre el tipo de entorno para el cual el feto estaba programado y el entorno que realmente encuentra, resultando en un desarrollo alterado con problemas en la salud adulta (18).
Los efectos de la interrelación entre el CC y la pandemia de la COVID-19 es objeto de investigación. Algunos estudios han investigado la posible relación de la aparición del SARS-CoV- 2 con los efectos del CC sobre los reservorios. La pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto negativo en la salud materna ocasionando mayor ingreso de las gestantes en las unidades de cuidados intensivos, mayor requerimiento de oxígeno y mayor mortalidad materna(19). El CC, la contaminación del aire y la pandemia de COVID-19 podrían influir en la salud mental, los grupos más vulnerables incluyen ancianos, niños, mujeres, personas con problemas de salud preexistentes, especialmente enfermedades mentales, sujetos que toman algunos tipos de medicamentos, incluidos los psicotrópicos, personas con un nivel socioeconómico bajo e inmigrantes (20).
En relación a las enfermedades trasmitidas por vectores, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su lucha anti vectorial sostiene que el ordenamiento del medio ambiente es el reto más importante a superar en la lucha contra el vector (21- 23). El ordenamiento ambiental, debe incluir la modificación y manipulación del medio ambiente, métodos químicos, biológicos y genéticos en el control de vectores. Todos estos ítems, condicionan las campañas a favor del control prenatal y la educación preventiva materna, incluyendo aquellas áreas dónde el desarrollo del vector es posible.
Esta estrategia tiene como finalidad disminuir el daño de las enfermedades trasmitidas por vectores asociadas al CC sobre el binomio madre-hijo, teniendo en cuenta que algunas de esas enfermedades como la malaria, dengue, zika y la chikungunya pueden tener graves efectos tanto en la madre como en el desarrollo fetal (21-24).
Dado que los cambios ambientales actuales están provocando adaptabilidad o migraciones vectoriales por la tala indiscriminada y ante la movilidad en muchos casos incontrolada desde el punto de vista sanitario de personas dentro y fuera de las regiones endémicas, la OMS refuerza las recomendaciones emitidas sobre las enfermedades transmitidas por vectores (25).
Las enfermedades asociadas al CC transmitidas por vectores afectan de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables y en zonas tropicales y subtropicales están variando su distribución geográfica, haciendo imperativo cambiar las medidas de prevención en ciertas poblaciones de riesgo incluyendo a las embarazadas. Se hace prioritario conocer el alcance del agente causal y el efecto de estas enfermedades durante la gestación y sus repercusiones significativas tanto en la salud materna como en la fetal. El diagnóstico debe hacerse precozmente y el abordaje de los casos debe ser multidisciplinario.
A continuación, se presenta un resumen de posibles enfermedades y complicaciones para la salud materna y neonatal relacionadas con el CC (Tabla 1).
El CC no solamente puede impactar la salud materna y la descendencia, la exposición durante el embarazo repercute negativamente en la salud pediátrica, del adolescente y del adulto (Fig. 1).
El impacto del CC en las gestantes es muy importante, evidenciándose efectos negativos en su salud sexual y reproductiva, incluyendo aumento de las tasas de aborto, parto pretérmino, bajo peso al nacer, muerte fetal, trastornos hipertensivos del embarazo, entre otros. Adicionalmente, el CC profundiza las desigualdades subyacentes preexistentes entre género, sexualidad, edad, etnia, nivel socio económico y raza. Las embarazadas en estado de pobreza, las migrantes y las que pertenecen a las poblaciones indígenas son las más vulnerables a los efectos del CC. Es necesario la implementación de planes y estrategias para disminuir el impacto del CC en la salud materna y su descendencia.