Discurso pronunciado por la Dra. María Margarita Salazar-Bookaman, Decana de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela en el Acto Académico celebrado el día 30 de marzo de 2017 en el Paraninfo de la UCV, en conmemoración del Centenario del Natalicio del Dr. Jesús María Bianco.
Buenos días!
Agradezco a los organizadores de este Acto el honor de invitarme a participar en el mismo, donde mi intención es dedicarle unas sencillas palabras al Doctor Jesús María Bianco, el ser humano.
Antes de pasar a ello, permítaseme unas notas personales que hablan de mis vivencias con el Dr. Bianco, con la universidad por él dirigida y algunos toques humanos de nuestra Facultad de Farmacia y de los farmacéuticos que hacen que me identifique plenamente con el sentido de este acto de hoy.
Comencemos por decirles que el fue uno de mis dos profesores de Botánica Farmacéutica, tarea docente que compartía con el Vice-Rectorado.
Le recuerdo con paso breve pero rápido, pantalones grises de lino, al viento, completando su ajuar con camisa blanca formal,…. a lo largo del pasillo del Instituto de Medicina Experimental y el Instituto Anatómico, volviendo de Farmacia al Edificio del Rectorado.
De su preocupación por la gratuidad de la enseñanza y su interés porque todos los jóvenes venezolanos tuvieran acceso a los estudios universitarios recuerdo que en su oficina del Vice-Rectorado fui informada que me había sido otorgada una beca para seguir mis estudios de Farmacia. Durante este período también recibimos la gran noticia que si uno aprobaba todas las asignaturas del año anterior no tenía que pagar la matrícula del siguiente.
Recibí mi título de Farmacéutico de manos del Dr. Jesús María Bianco, firmado por dos de mis queridos maestros: Antonio José Muskus y Ramón Scovino Vargas, ambos dilectos alumnos y amigos del Dr. Bianco.
Del primer Rectorado del Dr. Bianco quedó la construcción de nuestro flamante edificio de la Facultad de Farmacia después de haber recorrido los predios de San Francisco, donde estudió y se graduó el Dr. Bianco en 1939, y la Planta Baja del Edificio que hoy ocupa la Escuela de Geología de la Facultad de Ingeniería donde hice los dos primeros años de mi carrera.
Con su idea de una universidad no solo autónoma y democrática sino también científica, y mirando al futuro del desarrollo del postgrado en nuestra universidad, el Doctor Bianco, a través del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico creó un programa que permitía que profesores jóvenes fueran a formarse en instituciones de alto nivel para contribuir luego al desarrollo de la Universidad y del país. También fui privilegiada con una beca del CDCH e hice mis estudios de Doctorado en la Universidad del Estado de Ohio, con todas las consecuencias positivas que eso ha tenido.
Durante la revisión de la literatura a los fines de estas palabras, recordé experiencias que quizás por haber ingresado a la UCV con 15 años de edad no alcanzaba a comprender lo que la mágica expresión AUTONOMÍA UNIVERSITARIA significaba en términos de nuestra vida diaria y la lucha de los prestigiosos líderes académicos de entonces por nuestra universidad, lucha que sigue siendo la misma de los de hoy, pero ahora bajo condiciones diferentes y quizás peores.
Durante mis estudios de Farmacia y como docente he vivido el asedio policial a la Ciudad Universitaria y a nuestras sedes en Maracay, dos allanamientos, inclusive aquel de ingrata recordación presidido por uno de nuestros insignes profesores de la entonces Facultad de Derecho, a la sazón Presidente de la República y que culminó con una nueva y antiautonómica Ley de Universidades y el cese del segundo período Rectoral del Dr. Jesús María Bianco.
El reconocimiento al Dr. Bianco por la Facultad de Farmacia y los Farmacéuticos tiene varios puntos destacados: en 1981, iniciado por el Decano Dr. Miguel Ángel López y completado bajo el Decanato del Profesor Cándido Ordaz, se designó la Escuela de Farmacia como “Doctor Jesús María Bianco”. La Federación Farmacéutica Venezolana creó el Premio “Dr. Jesús María Bianco”, el cual es otorgado en reconocimiento a la investigación y al desarrollo gremial. El Colegio de Farmacéuticos del Distrito Federal, Estado Miranda y Estado Vargas, también reconoce al Dr. Bianco con el Premio a los mejores estudiantes de las tres Facultades de Farmacia del País.
He tomado algunos testimonios de amigos y compañeros del Dr. Bianco que me permiten destacar el Bianco ser humano del cual quiero hablar.
Jesús María Bianco, es hijo de la tierra llanera del sur de Barinas, del pueblo entrerriano de La Unión, nombre que le viene del encuentro de los ríos Portuguesa y Guanare. Cerca de allí transcurren también los ríos Cojedes y Apure. De la tierra anegadiza en el invierno, separada del resto del Estado Barinas y de la Nación, de la llanura “silencia”, le venía a Bianco la reciedumbre luchadora y el carácter abierto, comprensivo.
La visión del Bianco Padre es poéticamente expresada por el Dr. Solón Suárez, profesor de la Facultad de Farmacia. Cito: “El caballero que tropezó con Isabel un día en el sendero y la invitó a unir destinos para engendrar cuatro vástagos de roble y un botón de sándalo que regalaron al terruño. El padre de los desvelos que con su compañera fiel consagró todo su afán para hacer de sus hijos hombres y enseñarles que amaran al mundo y a sus gentes como él lo hacía”.
“El padre de reciedumbre en alto que inculcó que no era de valientes llorar; pero, a la vez, el padre a quien la pena le arqueó la fuerza y prorrumpió en sollozos a escondidas ante un hijo herido en inocente juego. Si, el padre a quien doblegaba la aflicción para recoger los pasos y regresó al viejo predio vertiendo llanto sobre el alumno en mala hora asesinado y sobre el Orfeón Universitario que zozobró en desdicha.”
Su hijo Nicolás recuerda la dedicación del padre a sus hijos presidida por una rígida e inflexible postura con respecto a los estudios. Las reuniones de los sábados por la tarde rendían frutos de acercamiento como grupo familiar. Crearon lo que se llamó el Consejo Familiar, el cual ha sido determinante en sus vidas. Cultivador de la excelencia, Bianco decía: “Recuerden, todo aquel que pierde el sentido de la propia estimación y es inconsecuente consigo mismo, está condenado al peor de los fracasos”. El Dr. Bianco, padre orgulloso, graduó de médicos a sus hijos Nicolás y Fernando en 1966 y 1967. Jesús Alberto se había graduado previamente y Eduardo se graduaría de Médico Veterinario en Uruguay. Isabelita, por su parte, completó una Maestría en Administración de Recursos Humanos en la Universidad Católica de Washington.
Según el Evangelio Apócrifo de Santiago [Esclesiástico (Sirach) 38:1-4, 6-10, 12-14]:
Y El le dio la ciencia a los seres humanos, para que ellos se gloriaran en sus maravillas.
Con ellas cura él y quita el sufrimiento, con ellas el farmacéutico hace mixturas.
El trabajo de Dios nunca terminará; y desde El la salud se riega a toda la tierra.
El Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa interpreta bien a Santiago y al Bianco Profesor Botánico cuando dice (cito):
“Su cátedra de Botánica Farmacéutica no lo enquistaba entre los frascos y morteros, con su olor característico de remedios y purgantes, sino que lo ponía cerca de la naturaleza, donde los viejos médicos y los primeros farmacéuticos fueron a buscar bálsamos y resinas, jugos de las plantas para curar las enfermedades del cuerpo y del espíritu.”
“Esa proximidad a las plantas le conserva el alma limpia y le enseñó que la rama minúscula o la flor sin perfume, pueden contener sustancias valiosas así como la humanidad humilde del hombre sencillo del pueblo, en llanos o en ciudades, es asiento de valores puros que descubren y cultivan los que van a la raíz que alienta la savia por la que vive y crece el árbol, porque el pueblo es origen y fin de toda humana preocupación”.
El Dr. Solón Suárez se refiere a Bianco como “aquel profesor que nos cautivó con las maravillas de la flora medicinal autóctona, del mago magistral de la Técnica Galénica que nos adiestró en transformar la receta en remedio salvador”.
Según Ricardo Camejo, Bianco fue leal en la amistad, tendió siempre la mano a quien buscaba alero, cariño y regocijo.
Isbelia Segnini, profesora de la UCV, su gran amiga, dice:
“Es un hombre que trascendió. Su prédica sobre la autonomía universitaria, sobre la gratuidad de los estudios superiores, sobre el ser de la Universidad el reflejo de lo que acontecía en la nación, pero a la vez el considerar a la universidad como el centro del pensamiento y la fuente de los cerebros capaces de transformar positivamente al país, no cayó en el vacío. La recogieron miles de estudiantes que pasaron por sus cátedras, miles de estudiantes que graduó, miles de estudiantes que apadrinaron sus promociones con su figura, miles de amigos con quienes habló, cinco hijos y una esposa. Y es por eso que Bianco ha pasado a ser el Rector por antonomasia, el hombre público que dejó de pertenecerse. Pero hay algo más, muy íntimo quizás, pero muy verdadero, y eso fue el Bianco amigo”.
Y sigue Isbelia: Quienes tuvimos el privilegio de ser sus amigos, supimos del hombre que en los momentos más difíciles tenía una sonrisa a flor de labios, o la melodía de un tango en voz queda. Nunca le vimos derrotado. Siempre había una salida para su imaginación, y una salida optimista y alegre. (Fin de la cita).
La amistad era para Bianco lo más normal, fluía libremente por cauces amplios y profundos.
Según Francisco Camacho Barrios “Bianco fue heredero de la dignidad cívica de Vargas, discípulo de la entrega de José Félix Ribas, monumento de gallardía de todos los venezolanos. Siempre quiso estar cerca del fuego de su Universidad (amante compartida con su gran compañera Isabel y sus hijos) porque allí estaba sembrado su corazón de sacrificio. A veces parecía trueno que enrojecía su fibra universitaria pero también brisa suave que sabía tejer guirnaldas y ramos en la esperanza redentora.” (Fin de la cita).
La sensibilidad humana del Doctor Jesús María Bianco brota cual aguas turbulentas en un acto de graduación celebrado 24 horas después que el Congreso Nacional sancionó la nueva Ley de Universidades, cuando dice, con lo que yo interpreto como dolor:
“Señoras y Señores: Cuando las claras voces juveniles del Orfeón Universitario interpreten esta tarde nuestro bello himno, estaremos cerrando acaso el más hermoso, creador y puro ciclo histórico de nuestra Universidad. Quienes contra ella han atentado se encontrarán desde ese momento enfrentados al veredicto de la historia, Y la historia, como resumen de la inteligencia del hombre, no perdona ni las traiciones ni a los traidores.”…
Dr. Bianco, podemos estar seguros que así ha sido…
Doctor Bianco, los herederos de su alta investidura han hecho de la autonomía universitaria su bandera, como la han hecho del desarrollo científico, humanístico y cultural de nuestra Universidad. Todos han hecho honor a su siembra, solo que ahora la lucha no es fundamentalmente por la autonomía, sino también por el presupuesto, por la calidad de la docencia, la investigación y la extensión; en resumen, por la supervivencia de la Universidad.
Dr. Bianco, puede usted estar seguro, donde quiera que esté, que los genes por usted sembrados en los predios farmacéuticos, en la vieja casona de San Francisco, en la Ciudad Universitaria, se han replicado cual ADN en células vivas. Puede usted contar que con los ucevistas de hoy y los del futuro la lucha por la autonomía universitaria, la universidad gratuita y democrática, la calidad académica y la pluralidad universitaria nunca se perderán. Así sea!!
Nota: Palabras pronunciadas por la Dra. María Margarita Salazar-Bookaman, Decana de la Facultad de Farmacia, en el Acto de conmemoración de los 100 años del natalicio del Doctor Jesús María Bianco.
Paraninfo de la Universidad Central de Venezuela, jueves 30 de Marzo de 2017, 11:00 am.