Palabras de la Dra. Adicea Castillo en representación de todos los Ganadores del Premio “Francisco De Venanzi” a la trayectoria del Investigador Universitario, años 2015-2016, en las áreas de: Ciencias Sociales, Ciencias Jurídicas y Ciencias Agronómicas, 17 de marzo de 2017
En primer lugar quisiera agradecer a los organismos que otorgan este Premio “Francisco De Venanzi” a la Trayectoria del Investigador Universitario, años 2015-2016: La Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria (APIU) y el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela, con el patrocinio de la ASOVAC, la Fundación UCV y la Asociación de Egresados y Amigos de la UCV, la escogencia hecha de los seis profesores que hemos sido premiados en esta ocasión: doctoras María Elena Plaza y Tosca Hernández, del Área de Ciencias Jurídicas; doctores Vasco De Basilio y Agustín Morales E. del Área de Ciencias del Agro, el doctor y ex Decano de FACES Víctor Rago A. y yo misma, del Área de Ciencias Sociales.
Se nos hace una alta distinción que nos enorgullece y alegra, en momentos muy difíciles para el Sector Universitario Nacional en general, pero especialmente para el de las Universidades Autónomas, cercado una vez más, por la irracional desatención de las necesidades presupuestarias que requerimos para garantizar los mayores niveles de calidad de la educación que impartimos, tan vitales para contribuir a superar la grave crisis que vive Venezuela en estos momentos, en todos los órdenes de la vida social: económicos, sociales, políticos, jurídicos, culturales, sanitarios, de seguridad, etc. Como señala la Académica Gioconda San Blas: “A las alicaídas universidades autónomas y experimentales se les ahoga aún más con la tenaza presupuestaria, asignándoles en promedio 35% de lo pedido: UCV, 39%; USB, 26%; UC, 25%; ULA, 32%; UDO, 28%; cantidades que no cubren la nómina, mucho menos investigación, extensión o mantenimiento.”
Agradezco adicionalmente haber sido escogida para tomar la palabra en este hermoso acto en representación de todos los ilustres premiados. Pero por sobre todas las cosas, es para mí una de las oportunidades más hermosas recibir un galardón como éste que lleva el nombre de uno de los Rectores más queridos en la UCV, del Rector Magnífico Francisco De Venanzi, en la Conmemoración del Centenario de su natalicio en 1917, que además dirigió la Comisión Directiva de la UCV desde 1958, en los inicios del período democrático, junto a otros dos grandes universitarios paradigmáticos: Jesús María Bianco y mi profesor de Derecho en la Escuela de Economía, Ismael Puerta Flores.
En este acto hemos oído unas intervenciones brillantes y exhaustivas sobre la vida y obra científica y universitaria de Francisco De Venanzi, incluida la de su hijo Augusto De Venanzi, desde el exterior. Por eso con el permiso de los profesores premiados quisiera dedicar mi intervención a dos elementos que no se han planteado hasta ahora y que tienen más que ver con la experiencia que vivió la Universidad desde su allanamiento en noviembre de 1951, en respuesta represiva a la convocatoria de un mitin masivo celebrado en el Instituto Anatómico de la Facultad de Medicina, liderado por los estudiantes Manuel Alfredo Rodríguez y Luis Herrera Campins. Antes de su término, ya la Seguridad Nacional invadió el campus universitario, recién abierto. Ese mismo día clausuraron a la UCV, lo que generó hasta finalizar la dictadura perezjimenista el 23 de enero de 1958, una diáspora tanto de profesores como de estudiantes por la persecución policial encarnizada de los esbirros de la dictadura. Como se ha dicho ya, el propio Dr. De Venanzi salió al exterior y al regresar hubo de buscar mecanismos para poder ejercer como médico en Venezuela. A la caída de Pérez Jiménez se ocupa de la reincorporación de muchos de los valiosos profesores perseguidos y de lograr su vuelta a ejercer docencia e investigación en la UCV. Muchos no regresaron nunca infortunadamente.
Sobre todo desde 1952, en los sectores estudiantiles tanto de los liceos como de las Universidades, se conforma una legión de jóvenes que desde la clandestinidad, sustituyen a las y los presos que llenaban las cárceles del país. Muchos cayeron también presos, pero esa fuente del movimiento se fortalece al dejarse a un lado las intentonas armadas de los partidos de la clandestinidad, especialmente de Acción Democrática y el Partido Comunista. Desde 1952 empiezan los liceos más importantes del país y especialmente de Caracas a organizarse para combatir la dictadura, de allí salen los principales cuadros clandestinos de los partidos. Ese proceso se irá fortaleciendo hasta que se conforma la plataforma unitaria nacional que lleva a conformar la JUNTA PATRIÓTICA.
En los inicios de 1957 nace el Frente Universitario de la UCV dirigido por Américo Martín (J.AD), Germán Lairet ( J.CV) y José de la Cruz Fuentes (J.COPEI). En Mérida lo impulsa Arnaldo Esté. Los dos primeros fueron detenidos a mediados del año y llevados a la Cárcel del Obispo, una mazmorra en la parroquia San Juan de Caracas. Los sustituyen Héctor Pérez Marcano (J.AD) y Héctor Rodríguez Bauza (J.CV) y el 21 de noviembre estalla la Huelga Universitaria, preludio real de la próxima caída de la dictadura, fecha que se celebra desde 1958 como el “Día del Estudiante” en Venezuela. Tanto en la UCV, como en las demás Universidades y en todo el país se reconoció el importante papel en la derrota de la dictadura de los jóvenes de la llamada “Generación del 58”.
Con ese aval, desde las tres autoridades de la UCV: De Venanzi, Bianco y Puerta Flores, y del delegado estudiantil Jesús Ramón Carmona, hubo siempre una gran comunicación y un gran respeto con toda la dirigencia estudiantil de la época. Se debe recordar que durante ese año 58 hubo repetidas intentonas militares y la inestabilidad de la democracia era la norma, por tanto los sectores de la lucha previa eran permanentemente consultados y llamados ante cualquier agresión a las aún endebles instituciones democráticas.
Por formar parte del movimiento estudiantil, aunque sin ser de la directiva de la naciente FCU, yo misma fui permanentemente a las reuniones casa del Rector De Venanzi, incluso todavía recuerdo sus invitaciones al restaurant “La belle époque” con su famoso saxofonista, frente a la Sears de Bello Monte existente entonces. Muchas veces amanecimos en el Rectorado durante las crisis políticas del país. Y por lo demás –lo que signó mi vida hasta ahora como investigadora y participante de las luchas por la igualdad de las mujeres en Venezuela y el Mundo, asistí como delegada de la FCU-UCV al Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes y al Primer Congreso Latinoamericano de Mujeres, que inauguró la voz maravillosa de Violeta Parra y que se realizaron en Santiago de Chile en noviembre de 1959. Allí estreché mis lazos con Esperanza Vera y con Isabel Carmona de Serra organizadoras de la delegación venezolana y conocí a Vilma Espín y a Esther Veliz, que representaban a la Federación de Mujeres Cubanas de la naciente revolución.
El segundo elemento que me gustaría señalar, fue el gran impulso que durante ese período del Dr. De Venanzi como Rector y demás autoridades, se le dio al papel de la Universidad Central de Venezuela como gran promotora del desarrollo cultural de nuestro país, y de facilitadora de la llamada “Síntesis de las artes” propuesta por Carlos Raúl Villanueva, para la realización de nuestra Ciudad Universitaria. Tal como señala Josefina Punceles de Benedetti, hablando del “Aula Magna y las actividades artísticas en la UCV”, “El hecho de convivir diariamente con obras de los más conspicuos exponentes de las artes visuales del mundo no pasa desapercibido: los universitarios deciden aprovechar al máximo ésta feliz circunstancia para dedicarse a desarrollar una actividad artística que ha tenido relevancia primordial en la historia de la acción cultural en el país.” (Dir.Cultura UCV, El Aula Magna y la síntesis de las artes, 2005, p.139)
Desde su fundación en 1946, la Dirección de Cultura de la UCV, en las manos del ilustre Mariano Picón Salas, tuvo en sus manos la política cultural y la gerencia de los espacios culturales de la Institución, luego la pasa a Israel Peña en tiempos de dictadura hasta 1957, y en el 58 la asume Rafael Gallegos Ortiz. A partir de allí florecieron todas las artes en ella, el Teatro Universitario, no sólo con los maravillosos montajes de Nicolás Curiel, y artistas como Juan Catalá, Democracia López, Eva Mondolfi entre otros, sino también con los grandes grupos teatrales del mundo. Recuerdo haber visto extasiada el Piraykon Teatron de Grecia y muchos más. También se renovó el Orfeón Universitario, bajo la conducción de Vinicio Adames, la Estudiantina, muchos otros grupos, etc. Se escucharon grandes conjuntos musicales, grandes orquestas, grandes artistas. Por suerte todos y todas las Directoras de Cultura de nuestra querida UCV hasta ahora, han seguido – a pesar de los escasos recursos que manejaron y/o manejan-, ese sustancial impulso hacia la excelencia.
El doctor De Venanzi, fue siempre uno de los más asiduos espectadores de todas esas actividades. Hasta su muerte no había un espectáculo o un evento en el cual no lo viéramos en las primeras filas del Aula Magna, con su inseparable Maggi. Nos dió siempre un gran ejemplo concreto acerca de la importancia de las artes, de la imaginación, de la poesía, para el fortalecimiento de los saberes humanos.
A pesar de que en la UCV durante mucho tiempo hubo preferencia para el financiamiento de las Ciencias dichas “duras” por sobre las Ciencias Sociales, ha habida importantes avances para que la discusión planteada por Charles Percy Snow, en Cambridge en mayo de 1959, sobre “Las dos culturas”, demuestre la necesidad de establecer vasos comunicantes entre ambas esferas del conocimiento.
Como se sabe: “Según Snow se había producido una drástica separación y gran incomunicación entre ciencias y humanidades, habiéndose constituido como consecuencia «dos grupos polarmente antitéticos». Debido a ello, «cerrar el abismo que separa nuestras culturas es una necesidad. Cuando esos dos sentidos se disgregan, ninguna sociedad es ya capaz de pensar con cordura»….”El debate iniciado por Snow se extendió pronto a todo el mundo y desde entonces no sólo no ha cesado sino que se ha intensificado, quizás debido al hecho de que cada día son más manifiestos los efectos negativos de la separación entre las ciencias y las humanidades.” (Marco, Carlos, La Ciencia de la Vida Las Dos Culturas y La Revolución Científica. Posted on agosto 17, 2012)
Por todo ello celebro estos premios de hoy dirigidos a las Ciencias del Agro, a la Ciencias Jurídicas y a las Ciencias Sociales.
Muchas gracias.