Exposición Fotográfica y Conferencias

"30 Años después de Chernóbil"
Iniciativa de la Asociación Cultural Humboldt

Miriam Tibisay Wendehake

Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Cultural Humboldt (ACH).

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En 2016, con motivo de cumplirse tres décadas del accidente nuclear de Chernóbil, uno de los mayores desastres ambientales y humanos de la historia, la Asociación Cultural Humboldt (ACH) realizó una serie de actividades de reflexión sobre el uso de la energía nuclear.

En este marco, el domingo 24 de abril en la sede de la ACH en Caracas, fue inaugurada la exposición “El extraño mundo de Chernóbil” Fotografías de Enrique Moya, bajo la curaduría de Sara Maneiro y Museografía de Gabriel Arria.

Como invitado especial en estas jornadas estuvo el escritor Enrique Moya, quien vino especialmente a Venezuela desde Viena para inaugurar la exposición fotográfica “El extraño mundo de Chernóbil” y formar parte de estas otras actividades.

Una muestra de las gráficas captadas por el autor durante el recorrido que realizó en 2015 a la Zona de Exclusión de Chernóbil -en la antigua Unión Soviética, -actual Ucrania- abandonada a raíz del accidente de la planta nuclear Vladimir Ilich Lenin, conocida mundialmente como Planta Nuclear de Chernóbil.

Plaza de Chernóbil, Monumento del Tercer Ángel del Apocalipsis. Uno de los significados en idioma ucraniano que se atribuyen al vocablo Chernóbil es “ajenjo”. Según la Biblia el Tercer Ángel era el portador de la Tercera Trompeta que envenenaba todas las aguas. Los cristianos milenaristas y ortodoxos ven en esto una clara señal del fin del mundo.
Plaza de Chernóbil, Monumento del Tercer Ángel del Apocalipsis. Uno de los significados en idioma ucraniano que se atribuyen al vocablo Chernóbil es “ajenjo”. Según la Biblia el Tercer Ángel era el portador de la Tercera Trompeta que envenenaba todas las aguas. Los cristianos milenaristas y ortodoxos ven en esto una clara señal del fin del mundo.

En esa oportunidad, la curadora de la exposición describió que “las imágenes son apenas una selección del tránsito de Enrique Moya por Chernóbil, nombre que significa ajenjo en ucraniano, además de ser el mismo nombre de la estrella mencionada en el libro del Apocalipsis según San Juan. En este tránsito por la ciudad fantasma de Pripyat y otros lugares de la Zona de Exclusión, el viajero devela para nosotros los espacios abandonados por una migración forzada y violenta que dejó yermo a un pueblo entero, cuyas ruinas sobreviven entre la maleza y el ajenjo radioactivos”.

Para continuar con la agenda de reflexiones, ese mismo día el público asistente escuchó directamente el testimonio del autor de la muestra, conducido en una grata e interesante conversación con el escritor Leonardo Padrón, quien con su conocida habilidad de entrevistar logró extraerle testimonios que conmovieron a los presentes.

Entrada la semana, el martes 26 de abril, exactamente tres décadas después de la explosión que continúa sacudiendo el mundo energético, la ACH realizó una segunda jornada denominada “Chernóbil 30 años después. Una reflexión desde Venezuela”. El esquema contempló tres conferencias y una mesa redonda. La conducción del evento estuvo a cargo del internacionalista Julio Cesar Pineda, quien realizó una introducción con elementos de geopolítica y relaciones internacionales. Las demás ponencias abordaron los temas de Salud, Radiación y Seguridad Nuclear. Estuvieron a cargo del Dr. Eduardo Greaves, Profesor del Departamento de Física Nuclear, Universidad Simón Bolívar, “Chernóbil vista por un experto”; la segunda por el Dr. David Lea, Presidente de la Sociedad Venezolana de Protección Radiológica: “Estado actual de la protección radiológica en el país”; y el Dr. Miguel Martín, Profesor de la Escuela de Física de la Universidad Central de Venezuela, intervino con “El uso de radioisótopos en Medicina”.

Pripyat, como ciudad de avanzada tecnológica de la era soviética, muestra orgullosa en este mural uno de sus logros humanos más importantes: el primer hombre en el espacio.
Pripyat, como ciudad de avanzada tecnológica de la era soviética, muestra orgullosa en este mural uno de sus logros humanos más importantes: el primer hombre en el espacio.
“Chernóbil es un enigma que aún debemos descifrar. Un signo que no sabemos leer. Tal vez el enigma del siglo XXI. Un reto para nuestro tiempo. Ha quedado claro que además de los desafíos comunista y nacionalista y de los nuevos retos religiosos entre los que vivimos y sobrevivimos, en adelante nos esperan otros, más salvajes y totales, pero que aún siguen ocultos a nuestros ojos. Y, sin embargo, después de Chernóbil algo se ha vislumbrado”. Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura 2015. Voces de Chernóbil (crónica del futuro). DeBolsillo ediciones, 2015, pág. 45
“Chernóbil es un enigma que aún debemos descifrar. Un signo que no sabemos leer. Tal vez el enigma del siglo XXI. Un reto para nuestro tiempo. Ha quedado claro que además de los desafíos comunista y nacionalista y de los nuevos retos religiosos entre los que vivimos y sobrevivimos, en adelante nos esperan otros, más salvajes y totales, pero que aún siguen ocultos a nuestros ojos. Y, sin embargo, después de Chernóbil algo se ha vislumbrado”.

Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura 2015. Voces de Chernóbil (crónica del futuro). DeBolsillo ediciones, 2015, pág. 45

Por su parte, el Presidente de la Asociación Cultural Humboldt para ese entonces, Erik Becker Becker, recordó que el trágico accidente de Chernóbil, con el paso de los años, puede verse como el detonante de hace 30 años del derrumbe del Imperio Soviético, y con ello el final de la guerra fría que tanto afectó al mundo en el pasado siglo.

La sala de recién nacidos del Hospital de Pripyat
La sala de recién nacidos del Hospital de Pripyat

Las conferencias y la exposición fotográfica estuvieron abiertas al público quien acudió al llamado de reflexión sobre este accidente nuclear. La coordinación de las conferencias científicas estuvo a cargo de la Dra. Alicia Ponte Sucre y la producción de la exposición fotográfica estuvo bajo la coordinación de la periodista Myriam Tibisay Wendehake, miembros de la Junta Directiva de la Asociación Cultural Humboldt.

La chimenea del reactor nuclear número 6, en construcción cuando estalló el reactor número 4 de Chernóbil. Nunca entró en servicio.
La chimenea del reactor nuclear número 6, en construcción cuando estalló el reactor número 4 de Chernóbil. Nunca entró en servicio.
Vista panorámica del Central Nuclear Vladimir Ilich Lenin, mundialmente conocida como Central Nuclear de Chernóbil. En primer plano la ciudad fantasma de Pripyat. Al fondo, al lado del malogrado reactor, el nuevo sarcófago (o, por su nombre en inglés, New Safe Confinement) que pondrá a resguardo el letal contenido por un siglo más. Toneladas de combustible continuarán ardiendo por miles de años.
Vista panorámica del Central Nuclear Vladimir Ilich Lenin, mundialmente conocida como Central Nuclear de Chernóbil. En primer plano la ciudad fantasma de Pripyat. Al fondo, al lado del malogrado reactor, el nuevo sarcófago (o, por su nombre en inglés, New Safe Confinement) que pondrá a resguardo el letal contenido por un siglo más. Toneladas de combustible continuarán ardiendo por miles de años.
Un camión cisterna luego de perder la batalla contra la radiación a las afueras de la Zona de Alto Secreto de Chernóbil II. Es prácticamente el único de su tipo que puede verse al aire libre. El resto de los cisternas que participaron de la operación de controlar el fuego de la central nuclear, permanecen enterrados varios metros bajo tierra.
Un camión cisterna luego de perder la batalla contra la radiación a las afueras de la Zona de Alto Secreto de Chernóbil II. Es prácticamente el único de su tipo que puede verse al aire libre. El resto de los cisternas que participaron de la operación de controlar el fuego de la central nuclear, permanecen enterrados varios metros bajo tierra.
Al fondo la Duga, conocida por los radioaficionados del mundo como Russian Woodpecker (Pájaro carpintero ruso) debido al sonido de su señal. La antena antimisiles más potente de la Guerra Fría. Ubicada en la Zona de Alto Secreto denominada Chernóbil II, la función de esta gigantesca antena era prevenir un ataque nuclear occidental a la Unión Soviética. Una de las teorías señala que la explosión del reactor no fue accidente sino un sabotaje de los servicios secretos occidentales para sacarla de servicio. La planta nuclear de Chernóbil proveía de la enorme energía que requería este poderoso aparato de vigilancia. Su señal era tan potente que causaba interferencias incluso a las comunicaciones en el Pacífico hasta Australia.
Al fondo la Duga, conocida por los radioaficionados del mundo como Russian Woodpecker (Pájaro carpintero ruso) debido al sonido de su señal. La antena antimisiles más potente de la Guerra Fría. Ubicada en la Zona de Alto Secreto denominada Chernóbil II, la función de esta gigantesca antena era prevenir un ataque nuclear occidental a la Unión Soviética. Una de las teorías señala que la explosión del reactor no fue accidente sino un sabotaje de los servicios secretos occidentales para sacarla de servicio. La planta nuclear de Chernóbil proveía de la enorme energía que requería este poderoso aparato de vigilancia. Su señal era tan potente que causaba interferencias incluso a las comunicaciones en el Pacífico hasta Australia.
Cubierto con una coraza de óxido, el apocalipsis radiactivo: el reactor número 4 de la Planta Nuclear Vladimir Ilich Lenin conocida mundialmente como Central Nuclear de Chernóbil. La edificación humana más contaminada del mundo En su interior arden 200 toneladas de combustible nuclear sin que nadie pueda hacer nada para apagarlo. Una segunda explosión, señalan los expertos, podría dejar todo el continente europeo deshabitado. Tendrán que pasar más de 25 mil años para que la vida humana pueda asentarse de nuevo en este lugar.
Cubierto con una coraza de óxido, el apocalipsis radiactivo: el reactor número 4 de la Planta Nuclear Vladimir Ilich Lenin conocida mundialmente como Central Nuclear de Chernóbil. La edificación humana más contaminada del mundo En su interior arden 200 toneladas de combustible nuclear sin que nadie pueda hacer nada para apagarlo. Una segunda explosión, señalan los expertos, podría dejar todo el continente europeo deshabitado. Tendrán que pasar más de 25 mil años para que la vida humana pueda asentarse de nuevo en este lugar.
El fruto radiactivo de esta tierra generosa cultivada y cosechada por los campesinos Iván y María.
El fruto radiactivo de esta tierra generosa cultivada y cosechada por los campesinos Iván y María.
El por qué la vida se reproduce de forma tenaz e imparable en los ambientes más inconcebibles y extremos del planeta es un misterio. En la Zona de Exclusión radiactiva ahora habitan en libertad lobos, venados, caballos salvajes y osos. También perros y gatos que, con el tiempo, se han vuelto salvajes. La población de árboles y arbustos es variada y frondosa: millares de manzanos y durazneros, delicia para los insectos. El gobierno ucraniano planea declarar la Zona de Exclusión como Reserva Natural Protegida.
El por qué la vida se reproduce de forma tenaz e imparable en los ambientes más inconcebibles y extremos del planeta es un misterio. En la Zona de Exclusión radiactiva ahora habitan en libertad lobos, venados, caballos salvajes y osos. También perros y gatos que, con el tiempo, se han vuelto salvajes. La población de árboles y arbustos es variada y frondosa: millares de manzanos y durazneros, delicia para los insectos. El gobierno ucraniano planea declarar la Zona de Exclusión como Reserva Natural Protegida.
Las ruinas nucleares de Chernóbil dejan una profunda impresión a quienes las visitan. El poder devastador del átomo adquirió en este lugar las características de un apocalipsis nunca antes visto. El ingeniero norteamericano Pawel Moldenhawer, en la foto, dentro de la chimenea del reactor nuclear número 6, parece reflexionar sobre lo aquí sucedido.
Las ruinas nucleares de Chernóbil dejan una profunda impresión a quienes las visitan. El poder devastador del átomo adquirió en este lugar las características de un apocalipsis nunca antes visto. El ingeniero norteamericano Pawel Moldenhawer, en la foto, dentro de la chimenea del reactor nuclear número 6, parece reflexionar sobre lo aquí sucedido.

ASOCIACIÓN CULTURAL HUMBOLDT

La Asociación Cultural Humboldt fue fundada en Caracas, en 1949, con el propósito de profundizar los lazos de amistad entre Venezuela y Alemania, así como de promover intercambios en los ámbitos cultural y científico entre ambos países. Sus grandes impulsores fueron dos hombres, insignes profesionales de las ciencias de la salud: el Dr. José Ignacio Baldó Soulés, médico neumonólogo tachirense pionero de la lucha antituberculosa en Venezuela y el Dr. Rudolf Jaffé quien fuera Director del Instituto de Anatomía Patológica en Berlín antes de llegar a Venezuela en 1936. Durante todos estos años, la ACH ha sido una importante referencia en actividades musicales, teatrales, de las artes plásticas, foros científicos, etc.