Fotos: Gaby Contreras / José Francisco
La APIU, Asociación para el Progreso de la Investigación Universitaria, otorgó un reconocimiento especial al Dr. Jacinto Convit, en el marco de la entrega del Premio anual Francisco de Venanzi, por su encomiable trayectoria como Investigador de la UCV, y su valioso aporte a la Salud Pública, dedicando más de 60 años de su vida a la investigación científica. El Dr. Convit acogió a la Junta Directiva de la APIU muy amablemente en su casa para entregarle personalmente el reconocimiento, nos recibió con una gran sonrisa y una lucidez excepcional.
Este magnífico ser humano, de mirada profunda, quien ha recibido innumerables premios y condecoraciones, expresó un especial sentimiento con este reconocimiento y estas fueron sus palabras de agradecimiento: “Tengo mucho gusto en dirigirme a ustedes, con el fin de agradecer a la APIU, por el acto tan significativo realizado en mi casa de habitación, acción que considero un gran estímulo y aliciente para mi persona y para nuestra Institución”.
Hoy día el Dr. Convit, a sus 98 años, se mantiene activo, como Director del Instituto de Biomedicina, con el apoyo de un equipo de médicos investigadores en el desarrollo de nuevas vacunas para el mejoramiento de la calidad de vida de los venezolanos y de la humanidad.
Reseña histórica. Jacinto Convit García, médico y científico venezolano destacado por desarrollar un modelo de vacunación contra la Lepra y otras investigaciones en el desarrollo de una posible cura contra algunos tipos de cáncer. Nació en Caracas, en la Parroquia La Pastora, el 11 de septiembre de 1913, sus padres Francisco Convit y Martí y Flora García Marrero. Su esposa Rafaela Martota y sus hijos; Francisco, Oscar, y los gemelos Antonio y Rafael Convit.
Cursó sus estudios de Educación Primaria en el Colegio San Pablo y Educación Secundaria en el Liceo Andrés Bello y tuvo dos grandes maestros, Romulo Gallegos y Pedro Arnal. En 1932, ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela donde obtuvo el título de Doctor en Ciencias Médicas en 1938, a sus 25 años, y su trabajo de tesis fue sobre “Fracturas de la columna vertebral”. Siendo estudiante de Medicina, en el año 1937, comenzó a trabajar con dos profesores de dermatología de su Facultad, el Dr. Martín Vegas y el Dr. Carlos Gil Yépez quienes iniciaron los estudios contra la lepra en la leprosería de Cabo Blanco, ubicada en el estado Vargas, lugar que amparaba a cientos de pacientes afectados por esta enfermedad también llamada lacería. Ese mismo año conoció a una enfermera, Rafaela Martota, con la que 10 años más tarde contraería matrimonio, y con la cual tuvo cuatro hijos. Inmediatamente después de graduado, se convirtió en médico residente de esa leprosería. También trabajó en paralelo, entre 1940 y 1943, como director ad honorem de la Cruz Roja (seccional La Guaira), lo que complementó sus conocimientos en clínica médica.
En aquella epoca la lepra era origen del prejuicio más arraigado dentro de la sociedad, a los leprosos se les encadenaba y estaban custodiados por autoridades policiales. El Dr. Convit fue un gran defensor contra el maltrato de estos pacientes y exigiendole a los guardias mejorar su conducta hacia estos enfermos.
Su pasión por descubrir una cura para tratar esta enfermedad no tenia límites y, junto a un equipo de trabajo conformado por seis médicos venezolanos y dos italianos, comenzó a hacer varias investigaciones, obteniendo resultados sorprendentes utilizando el aceite de Chaulmoogra, que gracias al compuesto de Sulfota y Clofazimina podía fungir con gran efectividad en contra de este mal, lo que conllevó el cierre de las conocidas leproserías donde los enfermos eran encerrados y vejados en su condición humana. El desarrollo de un modelo de vacunación contra la lepra ha sido una de las contribuciones que le ha dado más notoriedad internacional al Dr. Convit. Demostrando por primera vez que una mezcla de Mycobacterium leprae con BCG producía una lisis total del agente de la lepra al inyectarse en pacientes lepromatosos.
En los últimos años Convit y su grupo de colaboradores han centrado su interés en el uso en gran escala de la vacuna desarrollada, no sólo para la inmunoterapia de los enfermos lepromatosos, sino para la inmunoprofilaxis de los contactos con estos pacientes. Sus resultados, de las experiencias con la vacuna, han sido presentados en más de veinte trabajos. Con igual orientación metodológica ha desarrollado la lucha contra la leishmaniasis.
Jacinto Convit ha dedicado con pasión casi toda su vida al servicio público, nunca ha ejercido la medicina privada. Piensa que “jubilarse es la muerte” y dice que el secreto de su longevidad se debe al emprendimiento de proyectos y trabajo constante, manteniéndose siempre ocupado.
En la actualidad, cerca ya de cumplir 100 años, lidera un equipo de especialistas de la UCV quienes desarrollan un tratamiento experimental en el Instituto de Biomedicina, la creacion de una autovacuna contra el cáncer de seno, estómago y colon, el procedimiento es basado en exploraciones con inmunoterapia.
El Dr. Convit, un hombre fuera de serie, de una infinita sencillez, trabaja incansablemente para beneficiar a la humanidad y sobretodo a los más necesitados, ha sido fuente de inspiración para muchos científicos en el mundo.
Nos llena de orgullo saber que es venezolano, investigador de nuestra ilustre Universidad y ejemplo de generaciones.