Universidad Comunidad de Intereses Espirituales

“la universidad es una comunidad de intereses espirituales que busca la verdad y afianza los valores del hombre al servicio del país”

Maigualida Calama Guerra

Facultad de Ciencias Veterinarias,
Universidad Central de Venezuela.
Médica Veterinaria. Magister en Desarrollo Rural.
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La razón de este documento subyace en la intencionalidad de dar luces sobre como rescatar la Academia, constructo que parece haberse perdido en las sombras de lo que hemos denominado el academicismo; otrora famosa por su juicio critico, reflexión, respeto por el otro y valoración por todo lo noble y bello que en ella convivía, el lugar de generación de conocimientos, técnicas e innovación aun no se enfrenta en el presente a una revisión, esperamos cuando se dé, no sea un revisionismo, es que para la autoconstrucción desde los conceptos, los signos y significantes que predominan en el pensamiento de quienes estamos convencidos, que la conciencia es la suma de los conocimientos, los valores y los principios que hacen significativa nuestra realidad.

Pudiera realizar un documento partiendo de las necesidades y circunstancias que giran y anidan a lo interno de este mundo universal que es la Universidad. Pudiera partir de lo que cualquier investigadora y metodóloga puede planear desde los antecedentes. Pero ésta reflexión es en realidad el final, el sueño o la utopía que en ideas, pensamientos e imágenes yacen en mi cerebro de lo que es mi Universidad, ya que mi verdad tal vez no sea compartida por todas y por todos, tal como lo señala el conocimiento del objeto o sujeto de la realidad.

La Universidad de mis sueños es aquella que tiene un horario continuo de trabajo; es decir, sus espacios abiertos, sus aulas activas, sus bibliotecas atentas, sus laboratorios sin descanso ni tregua, todo acorde con la necesidad de una nación que busca crear tecnología y generar conocimiento porque el bienestar de su gente es lo primordial. Por eso desconoce el que estén apagados sus equipos y aparatos, en reposo sus instrumentos y herramientas, en calma las aulas y salones, cerradas las bibliotecas y apagadas las luces de sus espacios, sin el sonido impertinente de tacones y el rastreo de las suelas de los zapatos de la gente que hace vida en ella. Es decir, el bullicio de las y los estudiantes, el hacer de las trabajadoras y los trabajadores, sean obreros, empleados o docentes; el cantar, pintar, bailar de las y los cultores que entre ellas y ellos están para recrear sus áreas en sonidos, imágenes y movimientos dándole sentido a las superficies que dividen y unen sus escuelas y facultades, sus institutos y cafetines, sus hospitales y corrales, las áreas de sus representaciones artísticas, como las esculturas y pinturas, y de la actividad deportiva con sus canchas, piscinas, gimnasios y estadios.

La Universidad de mis sueños es aquella que une porque la unidad es mayor que la suma de las partes. Es decir, integradas e integrados en equipos de trabajo se logran dar solución a las necesidades y problemas, se obtienen productos, se desarrollan propuestas, se maximizan los recursos, se salvan las dificultades porque la solidaridad, la cooperación y la ayuda mutua están impregnando cada una de las actividades; las actitudes, la conducta y la personalidad es una unidad coherente de actoras y actores que hacen de la Universidad la integralidad desde la individualidad al colectivo, desde el colectivo a la individualidad en coherencia con el universo para generar la visión cosmogónica del ser, de lo micro a lo macro y viceversa, una tesis en una metátesis.

La Universidad de mis sueños es aquella que aplica tácticas y estrategias donde la humanidad es su fin. Es decir, la pertinencia de sus acciones van dirigidas a garantizar una vida de calidad, un bienestar colectivo, un ganar-ganar para todas y todos. El deber social de la universidad es el deber social de todas y todos, se apropia del compromiso y se vuelve pertinente, aplicando aquello de que el ser social determina la conciencia social, por esto su conocimiento, técnicas y tecnologías están acorde a la realidad, se da el debate de ideas y el encuentro de saberes, se practica la democracia directa y orgánica en todos los escenarios del Campus Universitario. Es por ello que dentro y fuera de su recinto quienes le damos vida somos incluyentes, diversos, plurales, respetuosas y respetuosos de la otredad, hacemos de la pertenencia un hecho colectivo.

La Universidad de mis sueños es aquella que permite el giro de la espiral holistica. Es decir, parte siempre de un punto que fue el final de uno precedente y que este último será el inicio de otro para llegar a uno más. Es este continuo que le permite el cambio permanente porque se cuenta con la libertad de Cátedra logrando dejar se expresen sin tabúes las ideas que le dan cabida a lo maravilloso de lo que es lo humano. Esto lo da una amplitud de mente en lo colectivo, la flexibilidad que ejercita y la decisión de reconocer en todas y todos el potencial de creación para la cual la humanidad ha sido destinada para determinar culturas.

La Universidad de mis sueños es aquella que a sus trabajadoras y trabajadores les reconoce como sujetos de derechos. Es decir, les retribuye según sus necesidades según sus capacidades, pero también ellas y ellos hacen, realizan, elaboran, construyen, siembran, investigan, educan, entre otras acciones, como sus deberes transformándolos en logros. Por lo cual, el trabajo es un empleo digno, con disposición adecuada de los instrumentos, herramientas y equipos de poca o alta tecnología, según sea el caso, donde la mística, el amor y la voluntad por lo que se hace, es reconocida y valorada más que premiada. Es así que quien es autoridad es ejemplo pero a quien se coordina, dirige, evalúa o supervisa, es tanto en igualdad al primero. Es allí donde se expresan las más nobles acciones por quienes acompañan un tiempo y espacio de la vida de las otras y los otros.

La Universidad de mis sueños es aquella que conoce la realidad para transformarla, sabiendo que tal realidad es orientada por valores, intereses y presiones contrarios a los cambios que deseamos y buscamos; siendo una tarea sumamente difícil y complicada jamás sede y busca todas las posibilidades de lograr cambiarla; aun cuando la realidad se mueve en un sentido predominantemente destructivo y excluyente y las cosas sean muchísimo más enmarañadas. Es decir, la universidad conoce que las maneras como usualmente conocemos y nos relacionamos con nuestra realidad son maneras moldeadas, condicionadas, influidas por la mismísima realidad que decimos querer cambiar. O sea, la manera como conocemos las realidades que queremos cambiar son maneras de conocer producidas por esa misma realidad, a imagen y semejanza de esa misma realidad, son maneras de conocer que sirven, sobre todo, para confirmar y fortalecer (no cambiar) la realidad predominante. Reconociendo que los modos como usualmente conocemos las realidades que queremos cambiar no sirven para cambiarlas. Teniendo en cuenta que para lo que sirven es para reafirmar y defender la realidad dominante y que es imposible cambiar el mundo si persistimos en conocerlo con las formas normales y naturales de conocer. Más ella determina que para lograr el cambio es preciso un esfuerzo duro y continuo de nadar contra la corriente: de irnos ayudando mutuamente a descubrir cómo conocemos y nos relacionamos con la realidad; cómo estas maneras normales de conocer y relacionarnos con la realidad surgen de la misma realidad que queremos cambiar y ayudan a reforzarla y lo más arduo: cómo ir desarrollando nuevas (o viejas y olvidadas) formas de conocer que sí contribuyen a ir gestando desde ya, poco a poco, desde la vida cotidiana de mucha gente sencilla, esa vida decente que soñamos para todas y todos.

La Universidad de mis sueños es aquella que maximiza el uso de los recursos porque aplica los conocimientos universales del acervo humano en materia económica y administrativa que poseen sus talentos. Presenta cuentas a su interno y a lo externo; por lo tanto, su gestión es transparente, empeñada en ser eficiente, eficaz, oportuna y asertiva en la toma de decisiones, aprovecha las oportunidades aportando propuestas y proyectos donde sus equipos de trabajo son interdisciplinarios, con la creatividad en explosión porque de ella se nutre continuamente para exponer sus ideas. En fin, planifica cada una de sus acciones acorde con un plan y programas adaptados a las necesidades de la nación venezolana, manteniendo claro su propósito objeto, la formación de venezolanas y venezolanos para enfrentar los nuevos desafíos de la posmodernidad.

La Universidad de mis sueños es aquella que aplica las teorías sobre educación donde las estrategias de enseñanza aprendizaje se nutren de los valores y principios de lo humano, que moldea con ejemplo la ética y la moral de la ciudadanía para la paz, de la convivencia en libertad y la igualdad de la justicia, en fraternidad. En sus espacios aplica el debate de ideas, la discusión teórica, la formación con el aprender - aprender, el aprender - hacer y el aprender - ser. Entonces, la tarea no es puramente teórica, ella combina teoría y práctica, la praxis en acción, haciendo del proceso educativo la causalidad del accionar entre la enseñanza y el aprendizaje, por ello es un proceso corresponsable la generación de conocimiento. En la universidad eso significa estudio de la realidad, el debate para rebatir las ideas incorrectas más allá del pragmatismo.

La Universidad de mis sueños es aquella que reconoce humildemente, sinceramente, que es mucho más lo que desconocemos que lo que conocemos. Reconociendo que todo conocimiento de la realidad es siempre incompleto, provisional, interesado, creativo, polémico. Que todo conocimiento quizá podría y debería – para ser genuinamente liberador, verdaderamente atento a toda persona, comunidad, cultura, clamor y sueño – permaneciendo abierto a cambiar, a ser cuestionado y criticado, a ser enriquecido y transformado, a perecer incluso, para servir de fértil abono a nueva vida y nuevas intuiciones, ideas, opiniones, sugerencias, valores y dinámicas humanas. Que ninguna manera de conocer debería tornarse rígida, sectaria, excluyente, única, ni prepotente – si es que de verdad quiere estar al servicio de procesos hondos, autocríticos, democráticos y no violentos de liberación creciente de la raza humana; no a favor de nuevas jerarquías, privilegios, opresiones y exclusiones.

La Universidad de mis sueños es aquella que desarrolla dinámicas colectivas continuas de revisión humilde y crítica fraterna de las muchas maneras opresivas en que conocemos la realidad y nos relacionamos con ella. Desarrollando una actitud espiritual, tanto individual como comunitaria, de buscar constantemente y corregir a diario las múltiples maneras como el sistema de opresión (consumista, clasista, machista, heterosexista, homofóbica, racista, xenofóbica, esclavizadora, colonizadora) el cual se va filtrando imperceptiblemente hasta en los pequeños gustos, los grandes amores, los más hondos temores, las diarias repugnancias y las secretas ambiciones; por lo tanto, implicando lecturas concretas de la nueva sociedad que queremos construir al encontrar formas de situar el hecho formativo de enseñanza - aprendizaje en una serie de contextos significativos en los que los estudiantes, luego profesionales, puedan utilizar sus conocimientos y habilidades de una forma creativa haciéndolos competentes con el fin de causar un cierto impacto en el mundo que les rodea: formar ciudadanas y ciudadanos capaces de pensar la complejidad de la realidad y actuar en incertidumbre; seres autónomos, pero interdependientes y complementarios en el medio de la otredad.

En consecuencia, para la construcción de la Universidad de mis sueños debemos poner nosotros nuestra voluntad, nuestra conciencia. La voluntad es producto de la conciencia. El que no tiene conciencia de algo no mueve ni un pelo para tratar de solucionar ese algo o incorporarse en ese algo. No son los hechos, no es la superficie lo que hay que transformar, es a la mujer y al hombre y empecemos por nosotras y nosotros mismos, entre todas y todos comencemos por crear un intelectual orgánico que sea capaz de debatir, confrontar, reafirmar, argumentar desde sus creencias y luchas; de ir construyendo desde la propia lucha social, fundamentos, principios, ideas, acciones, procesos, que llevarán a construir y unir los saberes de la humanidad. De esta manera, la autonomía universitaria se enriquecerá y adquirirá un nuevo sentido, el cual podrá ser apreciado en la educación de calidad que la universidad ofrece, en el conocimiento científico, tecnológico, social y humanístico que produce para contribuir a la prosperidad que merecen todas y todos los venezolanos, en la capacidad de pensarse y transformarse así misma como acciones inherentes a su dinámica cotidiana para construir un mundo de esperanzas para todos cultivando lo trascendente de la existencia, dejando de lado las veleidades propias de nuestra humanidad.

Sería utopía si este sueño solo sueño sea. Por eso mi estrategia de volver a que se haga necesaria la “Casa que vence las sombras” para la sociedad venezolana pasa por las tácticas de proponer acciones transformadoras que nos hagan comprender a lo interno el por qué y para qué se le necesita. Por lo tanto, aunque la motivación de la gente en nuestra universidad se encuentre deprimida y la autoestima la tengan en bajos niveles, se hace obligatorio traerles a la realidad del deber ser social de la UCV.

Una conciencia crítica, con capacidad propositiva de alta calidad, pertinencia y relevancia son tareas que el Estado, la empresa y la sociedad organizada esperan y necesitan de la universidad del siglo XXI.
Gorostiaga,(2000)